Por Antoine Leonetti
Woody Allen tocará el próximo 25 de marzo en Avilés con su grupo de jazz, durante los actos de inauguración del Centro Cultural Internacional Oscar Niemeyer. Un invitado de lujo a la altura de un proyecto fascinante, que se ha desmarcado de los embrollos politico-financieros asociados habitualmente a la realización de otros mega-proyectos culturales en nuestro país. Con un presupuesto inicial relativamente reducido de sólo 24,5 millones, y que sólo se incrementó en 8 millones al final (muy poco si lo comparamos con los 132 millones iniciales, convertidos en 475 millones de momento, para la inacabada Ciudad de la Cultura en Santiago de Compostela), el centro es el resultado de la estrecha colaboración del genial arquitecto brasileño de 103 años, tan preocupado de llevar la cultura hacia todos y de manera igualitaria, y de una administración local deseosa de dotar Avilés de un atractivo centro cultural y educativo. Ganador en 1989 del Premio Príncipe de Asturias, Niemeyer había querido regalar al rincipado una obra simbólica, con motivo de los 25 años del premio en 2006.
Woody Allen tocará el próximo 25 de marzo en Avilés con su grupo de jazz, durante los actos de inauguración del Centro Cultural Internacional Oscar Niemeyer. Un invitado de lujo a la altura de un proyecto fascinante, que se ha desmarcado de los embrollos politico-financieros asociados habitualmente a la realización de otros mega-proyectos culturales en nuestro país. Con un presupuesto inicial relativamente reducido de sólo 24,5 millones, y que sólo se incrementó en 8 millones al final (muy poco si lo comparamos con los 132 millones iniciales, convertidos en 475 millones de momento, para la inacabada Ciudad de la Cultura en Santiago de Compostela), el centro es el resultado de la estrecha colaboración del genial arquitecto brasileño de 103 años, tan preocupado de llevar la cultura hacia todos y de manera igualitaria, y de una administración local deseosa de dotar Avilés de un atractivo centro cultural y educativo. Ganador en 1989 del Premio Príncipe de Asturias, Niemeyer había querido regalar al rincipado una obra simbólica, con motivo de los 25 años del premio en 2006.
Construido en sólo tres años, con el excepcional acuerdo de todos los partidos políticos y gracias a un cuidado estudio de su emplazamiento y de las necesidades ciudadanas, el centro ha contado desde su propia concepción con el pleno respaldo de la población. Empezó incluso a ser activo antes de la propia construcción, programando numerosas actividades y consiguiendo ya el reconocimiento internacional. A finales del 2007, Avilés acogió así el primer G8 de la cultura, con la presencia de representantes del Centro Pompidou, del Lincoln Centre o de la Biblioteca de Alejandría, y en paralelo a la construcción empezó a desarrollar acuerdos de colaboración con grandes centros como el Carnegie Hall de Nueva York, el Old Vic de Londres, o la Academia del Cine Europeo. Cuenta en su consejo asesor a personalidades de renombre internacional como Woody Allen, Paolo Coelho o Stephen Hawking.
Construido en pleno centro de Avilés, en un terreno antes degradado de su zona portuaria, quiere dar a la cultura un papel central en la ciudad. Lo componen cuatro construcciones repartidas en una gran plaza: un espacio expositivo diáfano en forma de cúpula, un auditorio, una torre mirador con restaurante, y un edificio multiusos para cine, teatro, danza, y exposiciones. Un espacio abierto a todos, con un auditorio sin palcos para borrar diferencias, y un escenario abierto tanto hacia dentro como hacia fuera, para los espectáculos al aire libre. El único edificio de Niemeyer en España, ya icono de los Asturianos y que pronto será un centro de referencia en Europa, concebido eso sí con una clara visión de lo que son los derechos culturales y educativos, porque como indica el propio Niemeyer, “una Fundación con sentido social que busca la justicia es lo más importante, es más importante que la arquitectura”.
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