Justo el pasado día lunes (09/01/12) iniciábamos las actividades del Máster en Gestión de Instituciones y Empresas Culturales de la Universidad de Barcelona, con el que colaboramos desde hace unos años en la coordinación académica.
Una sesión llena de entusiasmo y sobre todo de ideas interesantes para
seguir repensando nuestro sector en estos tiempos tan particularmente
complicados que hoy corren para todos. Y digo antes lleno de ideas interesantes fundamentalmente por la oportuna y sugerente intervención de Joan Oller, Director Gerente del Palau de la Música,
que es lo que hoy nos anima a extendernos en este post. Entre su
experiencia inagotable en el sector musical, y los estímulos que Joan
compartía a los nuevos estudiantes al inicio del curso, nos hemos
decidido a rescatar una idea que ha utilizado para cerrar su charla y
que, con particular insistencia, nos ha estado dando muchas vueltas
alrededor de la cabeza desde entonces.
La idea es también una pregunta: en
la mayoría de las actividades profesionales existen ejemplos
providenciales de su funcionamiento. Hitos o mitos que han marcado el
desarrollo de dicha profesión y su sector y que de alguna forma
han representado un paso adelante para la transformación y crecimiento
de dicha actividad. Si dijésemos arquitectura, por ejemplo, podríamos
mencionar a Mies van der Rohe y una numerosa estela de creadores que han
contribuido al engrandecimiento de dicha disciplina con ideas y
proyectos rompedores y vanguardistas. Si optáramos en cambio por la
literatura habría muchos más, desde Cervantes hasta Joyce. Lo mismo
ocurriría para la pintura, para el cine, para la tecnología o para
muchas otras áreas de la ciencia. La pregunta aquí refiere entonces a lo
que más nos concierne en el marco de este master, y de nuestras
actividades dentro de esta casa: ¿Existen hitos (mitos) de este tipo en la gestión de la cultura?
Joan Oller
nos regalaba cuatro, muy cercanos a su propia actividad, concretamente
vinculados con la música y el espectáculo, pero sobre todo, nos
regalaba, además de la invitación a esos gestores culturales en
formación para que se atreviesen a imaginar propuestas que modifiquen
las formas de ejercer su futura profesión, la posibilidad de nutrir esa
lista, de engrosarla y pensar cuáles han sido aquellas
propuestas visionarias, únicas, rompedoras o vitalmente oportunas que
han hecho de la gestión de la cultura una profesión que responda a las
necesidades y exigencias de su tiempo. ¿Seríamos capaces de engrosar esa
lista?
Las
propuestas de Oller son por demás interesantes y quizá puedan ayudarnos a
hacerlo. Todas musicales, son, por sí mismas, grandes hitos de la
gestión de la cultural.
En primer lugar nos propone a Johann Peter Salomon,
prominente músico alemán que más que conocido por sus numerosas
composiciones, es hoy día recordado como una referencia en la
organización de conciertos. Quizá su epitafio hable por sí solo, algo
así como: Johann Peter Salomon, el hombre que trajo a Haydn a
Inglaterra. La historia es curiosa. La propia experiencia de Salomon
radicando en Inglaterra y componiendo para la Royal Opera House abrió
las puertas a su brillante idea. En 1790 Salomon se reunió nada menos
que con W.A. Mozart y Joseph Haydn en Viena, su intención era
proponerles una gira de conciertos de una temporada alrededor de
Inglaterra. Ambos aceptaron aunque la gira de Mozart no llegaría a
concretarse debido a su muerte repentina. El modelo de Salomon
trasciende por lo que ha significado para la industria de la música,
hasta antes de él nadie había establecido esta lógica de distribución
itinerante que acercaba a los autores a otros públicos. Haydn
confesó expresamente la forma en que había modificado su actividad,
obteniendo mejores beneficios por componer para Salomon y sus giras que
para sus anteriores beneficiarios. Sin dejar de lado las posibilidades
que esto abría para su música, como la experiencia de presentar
conciertos ante muy diferentes escenarios y públicos.
El segundo de los ejemplos va por esta misma vía. Se trata de Robert Newman,
también empresario musical, en este caso nacido en Inglaterra. Newman
es recordado por ser el fundador de las famosas series de conciertos
(festivales) conocidos como The Proms. En 1893, cuando era el gerente principal del Queen´s Hall,
tuvo la oportuna idea de ofrecer una serie de conciertos para una
audiencia menos exclusiva. La iniciativa era abrir el aforo a un público
más amplio en número y procedencia. Fue así como el Queen´s Hall
designó un espacio posterior sin asientos para incluir un número mayor
de espectadores de pie frente al escenario. Así nacieron los
conocidos “promenade concerts”, que hoy representan uno de los saltos
fundamentales de la apertura de la cultura al acceso de otros públicos.
La
tercera de las referencias ofrecidas por Oller continúa su camino por el
mundo del espectáculo. Aunque no es únicamente musical, aborda el tema
de los públicos, las presentaciones y el acceso popular a la cultura. Se
trata del empresario ruso Serguéi Diáguilev, famoso como el representante de los Ballets Rusos
que arrasaron París y otras grandes plazas europeas a principios del
siglo XX. Con una nómina de lo más atractiva, Diáguilev trabajó con
bailarines de la talla de Anna Pávlova y Vátslav Nizhinski, o músicos
como Ígor Stravinski, los Ballets Rusos se conviertieron en un hito
durante la primera década de 1900´s. A pesar de que en sus últimos años
los Ballets de Diáguilev fueron considerados como algo demasiado
intelectual y estilizado, la época de mayor éxito de su compañía, junto
al trabajo del director artístico León Bakst, estuvo marcada por una
voluntad: construir una forma nueva de espectáculo, complicada
pero con elementos vistosos y temáticas que consiguieran llamar la
atención del público general y no sólo de la aristocracia. Su
estilo tuvo un efecto irrenunciable en la época, que puede ser rastreado
incluso en otros creadores como los pintores fauvistas y el entonces
recién nacido estilo art déco.
Finalmente,
Joan Oller aterriza en un ejemplo de mayor actualidad y que,
independientemente de nuestra ideología, debemos reconocer como un gran
hito cultural. Volvemos a la música: José Antonio Abreu fundó
y dirigió la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar así como la Orquesta
Sinfónica Nacional Juvenil de Venezuela y la Fundación del Estado para
el Sistema Nacional de Orquestas Infantiles y Juveniles del mismo país.
Se trata de una red de orquestas infantiles, juveniles que involucra
cerca de 250 mil jóvenes músicos. Estos utilizan la educación musical
para el desarrollo comunitario, la integración social y la solidaridad.
El sistema ha sido modelo para otros países de Latinoamérica y el Caribe
y ha merecido reconocimientos nacionales e internacionales. Lo que
Oller nos hace destacar de forma acertada en este ejemplo, sigue siendo
el mismo gesto que en los ejemplos anteriores. Parafraseando a Joan
podríamos decir que el modelo de Abreu ha generado un avance, un pequeño
salto, una implementación que se lee a lo largo de los otros hitos
apuntados, si en su momento la música era hecha desde una
minoría para esa misma minoría, y posteriormente pasó a ser realizada y
producida desde una minoría para una amplia mayoría; el modelo de las
Orquestas Infantiles y Juveniles de Abreu ha permitido que la música sea
hecha ya por una mayoría para las grandes mayorías.
Los ejemplos son acertados y la interrogante que los genera da mucho que pensar ¿Qué
otras opciones podríamos sugerir a este respecto? ¿Hay hitos o mitos
realmente poderosos y trascendentales en nuestro sector? ¿Cuáles pueden
ser los grandes hitos de la gestión de la cultura? Nosotros nos atrevemos sólo a apuntar algunos que se nos ocurren ahora: ¿el libro de bolsillo lanzado por Penguin en 1935 que revolucionó la industria editorial?; ¿el modelo de Cirque du Soleil que ha conseguido tomar un concepto tradicional o incluso antiguo y convertirlo en un producto novedoso y actual?; ¿Mockus y sus muy particulares métodos pedagógicos y de uso de la cultural como motor de cambio y conciencia ciudadana?; ¿Pixar
como una aparición determinante en el uso de la tecnología digital
dentro del cine comercial?; o más cercanos a nuestros más recientes
cambios de paradigma ¿Lessig
y el oportuno diseño de la Creative Commons (siguiendo el copyleft de
Stallman) como nueva forma de licenciamiento, gestión de los derechos de
autoría y oferta compartida de bienes culturales? ¿Qué otros grandes hitos hay en la gestión de la cultura? ¿Podrías tú sugerir algunos para continuar ampliando nuestro listado?
[por Àngel Mestres | Trànsit Projectes]
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