4 de set. 2013

Jornada UB 27 de septiembre: Un Análisis crítico de los modelos de Gestión de Audiencias.




Lugar: Aula Magna de la Facultad de Geografía e Historia. C/ Montalegre, nº 6, 4ª planta, Barcelona 
Fecha: Viernes, 27 de septiembre de 2013 

Presentación: 
La finalidad de la mayor parte de los equipamientos culturales consiste en difundir a audiencias cuanto más amplias mejor una producción artística o patrimonial singular, ligada a su especialización y misión. Este objetivo, heredero del paradigma de la democratización cultural, explica el esfuerzo para acercarse a los usuarios potenciales con ofertas motivadoras y accesibles, propuestas que hace falta acompañar de las correspondientes estrategias de difusión y comunicación adaptadas a las peculiaridades del producto, del territorio y de las comunidades destinatarias. 
Sin embargo, el esfuerzo comunicador (prensa, cartelería, envíos o hasta toda la difusión a través de les redes sociales) no siempre va acompañado de los mecanismos que permiten conocer las posibilidades, demandas, expectativas y hábitos de consumo cultural de las diversas tipologías de públicos potenciales. La creciente necesidad de aumentar los ingresos propios –además de legitimar los recursos externos provenientes del erario público, el mecenazgo filantrópico, el patrocinio empresarial o la publicidad –, hace más perentorio que nunca disponer de instrumento de conocimiento e interacción con los públicos. No es extraño, entonces, que de forma creciente algunos responsables de proyectos culturales consideren la necesidad de establecer con sus usuarios – y la comunidad que los rodea – una relación de largo recorrido, basada en el conocimiento mutuo y la confianza, una relación que los lleve a implicarse en el proyecto y a comprometerse en su desarrollo. 
La necesidad de fortalecer el conocimiento y los lazos con las audiencias y las comunidades de referencia impulsa un número creciente de equipamientos culturales a incorporar metodologías de márqueting relacional. También, a buscar los servicios y las tecnologías más eficientes (adaptadas a les necesidades específicas de cada equipamiento y en términos de inversión inicial y de costos de mantenimiento) disponibles en el mercado. En los diversos sectores culturales hay muchos equipamientos que están explorando el uso de las redes sociales, la gestión directa o indirecta de la venta de entradas, o la creación de bases de datos con tecnología CRM (en inglés, customer relationship management) para poder analizar y segmentar sus públicos. Faltan, asimismo, plataformas de análisis y debate neutrales donde 
comentar las alternativas y el proceso de adaptación de las mismas a las necesidades y posibilidades de los diversos proyectos e instituciones culturales. 

La jornada quiere ofrecer un espacio para el debate conceptual, metodológico y tecnológico sobre las audiencias de los equipamientos culturales, el grado de conocimiento que tienen sus responsables, las metodologías relacionales y el uso de las aplicaciones tecnológicas del mercado. Quiere ayudar a los responsables de los equipamientos culturales (bibliotecas, museos, teatros, auditorios, centros de artes visuales, centros cívicos y culturales, etc.), tanto los de proximidad como los más especializados o de centralidad, a desarrollar, entre la tecnología y el café, estrategias adecuadas para conocer las audiencias de las actividades culturales que ofrecen y conseguir una respuesta satisfactoria y objetiva de los públicos. 

Esta jornada forma parte de una tradicional serie de encuentros abiertos a profesionales de todas partes de España organizados por el programa de gestión cultural de la Universitat de Barcelona. Durante los últimos años hemos querido poner sobre la mesa temas candentes de la gestión cultural, que sobrepasaran los debates conjeturales pero atados a los retos contemporáneos. Hemos intentado hacerlo con el compromiso de acercar de forma rigurosa, analítica y crítica, pero al mismo tiempo cercana a la realidad y a las experiencias de los profesionales. En estos últimos años hemos tratado temas como Paradigmas de futuro para realimentar la acción cultural (2011), Prioridades y nuevos modelos de gobernanza en las instituciones culturales (2010), Conocer los públicos de la cultura (2010), Crecer experimentando: valor y retos de los proyectos culturales (2009), Evaluación externa de proyectos culturales (2008), Externalización de servicios culturales públicos (2007), Medios de comunicación y difusión cultural (2006), Redes culturales y cooperación interinstitucional (2005), o Estrategias participativas de acceso a la cultura (2004). Y para eI próximo 3 de diciembre, estamos organizando conjuntamente FiraTàrrega y el Mercat de les Flors, una jornada titulada ¿Cómo preservar la dimensión cultural del espectáculo en vivo? Retos y modelos para compartir recursos y financiación

¡Os esperamos! 


De la teoria a la pràctica. El cas Fira Tàrrega 2013

Per tercer any consecutiu, tornem a Tàrrega amb els alumnes del Màster oficial de gestió cultural i del Diploma de postgrau en gestió i producció d’espectacles. Fira Tàrrega i el Programa de gestió cultural de la Universitat de Barcelona treballen junts en un període de formació intens dividit en tres fases. A la primera, els màxims responsables comparteixen la seva experiència i coneixements teòrics en els aspectes clau de la gestió de l’esdeveniment (producció general, equip professional, àrees, comunicació, transformació ciutat, gestió econòmica-financera, etc.). A la segona, la més intensa, els estudiants viuen en primera persona el desenvolupament de la fira: realitzen visites tècniques als espais clau, són presents a les activitats dirigides als professionals i col·laboren en la producció tècnica de diversos equipaments i àrees de representació. Així, observen i analitzen in-situ i des d’una perspectiva de futurs gestors culturals el procés final i més important d’aquest gran esdeveniment. Finalment, a l’octubre, ens tornarem a trobar amb els responsables per compartir i explicar les nostres vivències en aquests dies.


Una experiència molt enriquidora en la que a més de posar en pràctica aspectes teòrics i conèixer de prop aquesta gran fira de referència internacional,  s’afavoreix la creació d’un espai per conviure entre alumnes dels diferents programes i per crear sinergies entre diversos professionals de l’àmbit cultural.

26 de jul. 2013

Entrevista a Marta Ardiaca

Entrevista a Marta Ardiaca, 
directora del Proyecto Cultural La Capsa, el Prat de Llobregat.



GESTIÓN CULTURAL DE PROXIMIDAD


El trabajo cotidiano para las personas 



Gestora Cultural, con estudios de Filología, postgraduada en Dirección de Empresas, plataformas e instituciones culturales del IDEC de la Universidad Pompeu Fabra.
En su trayectoria profesional destaca ser actualmente  técnica de cultura en el  Ayuntamiento del Prat de Llobregat, haber sido gestora cultural en el  Centre Cívic Besòs, haber hecho soporte a la producción y Gestión de Cultura en Vivo en la  Universidad Autónoma de Barcelona.
Nos sentamos a tomar un café y la entrevista se transforma en una conversación relajada, es una mujer activa, habla rápido y con energía.
Partimos conversando sobre sus inicios, hasta pasar por el momento actual y por su visión respecto a esta profesión.


¿Qué te motivó a trabajar en gestión cultural?

Vengo del sector asociativo, aquí en Catalunya he participado en los Esplai, desde pequeños entramos y lo que hacemos es los sábados por la tarde, te juntas con otros chavales, hay un modelo asociativo que se encarga de ocupar a los chicos en su tiempo libre, con la idea de generar espíritu crítico, mecanismos de socialización, entre otros. Estando el Esplai, cuando ya era más grande, pasé a ser monitora y entré en muchas otras asociaciones, diablas, de cultura popular y tal. Mi afición viene desde el voluntariado, en haber participado en diferentes proyectos sociales de base en los que te encuentras en la ciudad haciendo cosas, soy de Cerdanyola del Vallès, después estudié filología hispánica y comencé a desarrollarme en la gestión cultural e hice el postgrado en la Universidad Pompeu Fabra.

¿Cuál fue tu primer trabajo formal en esta área?

Entré en la Universidad Autónoma de Barcelona a hacer soporte a la sección de cultura, había cine, teatro, en fin grupos estables, por lo tanto, ingresé para dar soporte a la producción que había allí, estuve un año y me fui a trabajar a un centro cívico.

El trabajo en los centros Cívicos

El trabajo en los Centros cívicos es lo más que ha motivado porque es el espacio de acceso a cualquier proyecto cultural, es decir es lo más cercano a nivel de barrio para cualquier persona, lo que permite al menos, a priori poder hacer más cosas y acoger más proyectos ciudadanos, a partir de ahí entré en el centre Cívic Besòs, y estuve un año y después al centro Cívic Sant Jordi Rivera Baixa en el Prat de Llobregat.
En el 2006 entro en el Proyecto Cultural La Capsa ahí estuve dos años, hasta que comenzaron las obras del metro y desde el 2009 se debió cerrar el edificio, a mediados del 2009 cerramos el centro y desde entonces, pues, seguimos trabajando en el proyecto, pero sin edificio.

¿Cómo enfrentas desde La Capsa el acercamiento a la ciudadanía?

Se trabaja y se intenta, la vocación de nuestro trabajo es ser  conscientes de que somos trabajadores públicos e intentar  que ese proyecto sea un proyecto que realmente responda a las necesidades del marco donde está, de todas maneras nuestros proyectos podrían funcionar con mucha más trasparencia y coparticipación. Nosotros  buscamos que la gente se implique, que cada vez organice más las cosas, un poco también que usurpe poder a lo público y pueda auto organizarse y cada vez más delegar en la propia organización ciudadana, pero es cierto también que es muy difícil y hay momentos en que no sabes si es la administración la que quiere y tiene esa vocación de implicar a la gente y si la gente se siente interpelada, pero claro, la base debería ser esa, un trabajo participado en el que nosotros mediáramos para facilitar un acceso a la gestión de esos bienes públicos y poderlo hacer con la ciudadanía, intentamos hacerlo y buscar mecanismos.

¿De qué modo se acercan a  la ciudadanía?

Es complejo, pero lo que hemos conseguido es más diálogo, trabajo mucho más de proximidad y de buscar siempre donde estar, buscar qué piensa la gente, sí que nos falta el paso de que haya gente que decida sumarse y organizar cosas y ante lo cual la administración, pueda hacer pasos atrás y ceder terreno por que sí que a veces hay mucho intervencionismo en aquello que hacemos, hay una política cultural detrás, esa política debería delegarse también más en clave de grupos ciudadanos.

Es difícil también, porque muchas veces la ciudanía espera la intervención del Estado de manera dirigida…

Hay riesgo también por que surge el ¿Qué hay de lo mío?, determinados grupos con intereses se preocupan por lo suyo por aquello que les compete directamente, quiero actuar, quiero un concierto, hay una voluntad de un uso individual de los recursos públicos y en eso también debemos velar por que no sea así.

En el trabajo de La Capsa hay ¿cooperación privada en el sentido de patrocinio o financiamiento compartido?

Tal  y como está ahora el proyecto de la Capsa, hay un contrato con Trànsit Projectes que hace la gestión de los servicios, el equipo de la Capsa forma parte de Transit, se realiza un concurso público cada dos años, pero al no tener edificio, no hay en este caso un porcentaje de financiación que se le exija a la empresa, no le pedimos este porcentaje de financiación, que es en general a partir de las cuotas, de las entradas, del alquiler de espacios, pero en este caso en la Capsa no existe.
Todo lo que se genere de ingresos extraordinarios revierte sobre el proyecto, a nivel de financiación privada no se trabaja.

¿Promueven la financiación privada de las organizaciones que participan den la Capsa?

Ayudamos a gente de la ciudad que está intentando sacar adelante sus proyectos intentado darles visibilidad, tratamos de trabajar con empresas de la ciudad que están empezando, por ejemplo con los creadores locales jóvenes, en vez de buscar un fotógrafo profesional que ya está trabajando, trabajamos con el emergente, la gente que hace diseño, audiovisuales, diseño, etc. Conociendo el tejido de la ciudad, lo que intentamos es apoyar a la gente joven que empieza, con el fin de que sea un proceso de acompañamiento para ellos y para que puedan profesionalizarse.

¿Han tomado modelos de otros equipamientos parecidos y que trabajan el tema de la música?

La Capsa, ha ido evolucionando y en esa evolución se ha visto influenciada por modelos y hemos vistos modelos, pero más desde la distancia. Por ejemplo, las casas de música popular tienen un proyecto muy similar a la Capsa, ha sido un referente, pero desde la distancia ya que La Capsa trabajaba desde antes de que existieran estas casas, por otra parte, estas casas son cooperativas de iniciativa privada, intentan hacer un modelo que sea sostenible económicamente desde la economía social, con participación pública…Somos muy diferentes a la mayoría de proyectos musicales que hay en Catalunya.

Desde la gestión que realizas ¿En qué inviertes mayormente tu tiempo del día, a qué le pones más energía?

Como es un equipo pequeño, toda la parte del comunicación del proyecto la llevo yo, uno de mis compañeros es muy bueno en producción, por lo tanto, para que me voy a poner a hacer producción de actividades si tengo al lado a un crack que se puede dedicar. Por lo tanto, llevo lo que sería planificación evaluación y comunicación y dinamización. Lo que intento siempre es estar en todas las reuniones con jóvenes, con la gente interesada, eso no lo delego, a veces me acompaña alguno del equipo

El cara a cara…

Exacto, el cara a cara es lo que no se puede externalizar, mañana se puede ir el equipo y la empresa que está contratada, pero el capital social del proyecto, lo hemos de tener en el Ayuntamiento.  De acuerdo a los calendarios a veces hay más dedicación a los temas ciudadanos y en otros más a los temas de planificación, ahora que vamos a empezar las obras, mi carga de trabajo se moverá hacia otros espacios.

Respecto de la formación en gestión cultural, ¿Crees que es necesaria en este trabajo?

Depende de qué formación, creo que es necesario formarse y aprender, que es necesario tener una bases conceptuales fuertes, porque las metodologías las aprendes, pero hacen falta unos criterios que no siempre se enseñan y hay que tener, una vocación de saber en qué proyecto estás y desde donde miras tu relación con la cultura y eso no lo encuentras a veces en los máster de gestión cultural.
Como gestores debemos tener claro que no somos portadores de la sabiduría, hoy todo está conectado, lo que puedes ayudar a hacer, es poner en contacto a gente, en dar oportunidades para que pasen cosas, son detalles sutiles pero que se aprenden en el día a día, es el aprendizaje continuo que no está sólo en el aula.
Claro que es necesario conocer las metodologías de evaluación, de cómo comunicamos las cosas, etc. esto no podemos perderlo de vista pero hay todo un grueso que se aprende afuera, que se aprende en la calle, que se aprende con la gente.

¿Qué principales debilidades y fortalezas ves entre los gestores culturales?

Uy, jajaja, fortalezas, es que creo que la mayor parte de la gente se dedica a la cultura, le gusta, le apasiona su trabajo, la mayor parte de gente que acaba entrando a este sector es gente que se siente muy atraída por cualquier manifestación artística y cultural y las  debilidades, una es el aislamiento, lo fácil que es aislarse en relación con la gente, como con los compañeros de sector en donde es imprescindible el intercambio, el encontrase y describir sus experiencias, y con otros sectores y claro está con los ciudadanos. La otra gran debilidad, es la precariedad en la que la mayor parte de gestores viven, por precariedad económica, laboral, de horarios, es decir, los horarios de esta profesión son los que son, entonces acabas haciendo una vida de cierta manera que se aguanta por hilos, pero serían esas.

¿Qué le aconsejarías a quién quiere estudiar gestión cultural?

Pues básicamente que su formación puede empezar con un máster, pero necesita seguir formándose, seguir leyendo, seguir cuestionándose constantemente qué está haciendo y darle sentido a aquello que está cultivando, que en el proyecto en el que esté, que se lo cuestione y tenga sentido, que le apasione, si no, es muy difícil.

El uso de la tecnología
¿Cómo las aplican en el proyecto, crees que es posible establecer relaciones en el espacio virtual más que meramente informativas?

Yo no soy “tecnoutópica”, pero realmente al proyecto de la Capsa como a mí en lo personal, me ha permitido contactar con mucha gente que piensa como yo, es decir, muchas veces esas conexiones virtuales empiezan virtuales y acaban en las calles, es decir, nosotros nos encontramos cada dos o tres meses con gente de toda España, con una colonia catalana aragonesa que nos hemos conocido por twitter y cada dos tres meses nos juntamos en un punto. Uno cree que a veces dentro de la gestión cultural tiene un pensamiento un poco raro o periférico o radical y estableces relaciones con gente  que es parecida a ti, pero de golpe en las redes sociales conoces gente que piensa como tú y eso te lleva a formar grupos de trabajo y también de afectos.
Cuando abrimos el  Facebook para la Capsa en el 2008 eso nos conectó con mucha gente porque se sentían identificados y además interpelados, sienten que es un proyecto humano, que hay personas detrás, finalmente somos personas hablando con personas, más que instituciones aisladas. 

Entrevista realizada por:
Carolina Pereira.

30 d’abr. 2013

Entrevista a Pepe Zapata


  

Entrevista a Pepe Zapata
actual responsable de la dirección de marketing y comunicaciones del Mercat de les Flors, en Barcelona.

Por Hugo Gorziglia Schmidt, estudiante del Máster Oficial de Gestión Cultural







De lo personal a lo profesional

Ya en sus inicios como actor en la compañía a la cual pertenecía, se hizo responsable de la gestión de la misma, lo cual complementó con diversas especializaciones en el área de la gestión cultural. De esta manera se formó en la Universidad de Barcelona como gestor cultural en su tercera promoción, en el ESADE Business School cursó Management Cultural y el Programa de Gestión de Equipamientos Culturales en el Sector Público. Realizó un MBA en la Universitat Pompeu Fabra  y finalmente, volvió a la universidad de Barcelona a cursar el postgrado en Community Manager y Social Media. 


Luego de haber trabajado en diversas instituciones, culturales y no culturales, como el ayuntamiento del Prat de Llobregat, la asociación de profesionales de la gestión cultural de Cataluña, o en la Universitat Pompeu Fabra, hoy en día es el responsable de la dirección de marketing y comunicaciones del Mercat de les Flors, en Barcelona.

Tanto su experiencia profesional como sus estudios le han permitido lograr fusionar ambos sectores, contrastando las peculiaridades del sector cultural y entender su ecosistema y formas de sostenibilidad.

Hoy en día, nos cuenta que la energía y el tiempo que dedica a las diferentes funciones que realiza en su trabajo están bastante repartidos, aunque cada vez invierte más tiempo, tanto por implicación y vocación, a la atención directa al usuario, de una forma presencial como online. Dice que las redes sociales le implica una dedicación superior, tanto en planificación como ejecución para poder estar pendiente siempre de lo que dice el usuario, de su percepción, de su satisfacción, analizándolo y evitando los filtros.

Conversando sobre la relación entre empresa y cultura y cómo se logra que los artistas y personas involucradas en la cultura vean que existen metodologías empresariales que son aplicables al sector, nos comenta que existe un prejuicio histórico en mezclar estos temas,  ya que “… se toca algo sagrado en el sector cultural…”, lo cual considera un error e intenta positivizar esta relación en su día a día. Hace hincapié en la importancia y el valor que tiene adaptar estas metodologías, ya que por ejemplo, la crisis está cambiando las formas de patrocinio. Ya no son presupuestos fijos para financiar un equipamiento u organización, sino que la tendencia es colaborar en un proyecto específico y conjunto, de manera tal que se busque que ambas partes se involucren y ganen, el conocido win/win.

En cierta forma el contexto está haciendo que los gestores sean mediadores en este proceso y ya no sea un individuo que lidera y dirige, sino que es más una visión de ingeniero, como gente que traza puentes, donde se arman piezas, donde se armoniza a los diferentes agentes que intervienen en el proceso cultural. Cree que existe una parte importante de los artistas que entienden que existe una perversión al de una propuesta creativa en favor de la mercantilización del arte, sin embargo, encuentra que hay que tener clara la diferencia de tener presente al público en todo el proceso y ser consciente de eso para tomar decisiones e incorporarlo o no, de una actividad meramente mercantilista. De esta forma tiene que ser consciente de si quiere hacer llegar ese mensaje o no y si quiere utilizar o no las metodologías de marketing y creación de públicos y la tecnología para aquello.

Del perfil del gestor cultural

Con respecto al profesional que se dedica a la gestión cultural, Pepe considera que el gestor cultural debe ser multidisciplinar, ha de tener conocimientos variados, tanto económicos, sociológicos, antropológicos, como también conocimientos del sector, del proceso artístico, etc. Es decir, mientras tenga más prismas por donde observar y entender la realidad, mejor la oferta que se puede ofrecer. De esta forma, el gestor debiera tener un bagaje de los diferentes procesos o departamentos que influyen al momento de ofrecer un producto o servicio cultural para poder tener una visión más transversal. Del mismo modo, considera que el gestor cultural debiera de especializarse y profundizar en un área específica del sector, sin dejar de lado esa visión global.

Su experiencia le ha dejado ver que en general existen ciertas debilidades que son transversales y que cree se pueden mejorar. Este es el caso del aprendizaje continuo, la de poseer una mirada abierta y no quedarte en que “…esto se ha hecho así siempre, esto ya lo sé, etc…..”. En el ámbito de la comunicación, los cambios son constantes y continuos, por lo que estar actualizándose y generando nuevos conocimientos es esencial.  De esta manera, el reto de un gestor cultural estaría dado por no perder la visión global ni ensimismarse en las maravillas de la gestión cultural, o sea, debe comprender que es un proceso de gestión igual que en cualquier otro sector, por tanto no quedarse sólo con el aporte social que genera la cultura, sino que ir más allá, potenciar el conocimiento profesional para lograr esas mejoras.

De la importancia de la gestión del público.

Considerando el contexto crítico en términos de financiación en el cual se encuentra el sector cultural, específicamente las artes escénicas, hoy por hoy se hace cada vez más necesario generar ingresos propios y por lo tanto una gestión más orientada al público es una de las alternativas, a lo cual existe el pensamiento que existe una gran reticencia por parte del sector cultural a programar en función de las necesidades y preferencias de sus públicos, y no en función de lo que los programadores creen oportuno. En relación a esta reflexión, Pepe, considera que en el caso del sector cultural, históricamente ha habido un alejamiento, pero que hay de todo y que la clave está en lograr el equilibrio. Por ejemplo, nos comenta que la programación de autor que no vaya acompañada de un pensamiento en los públicos, está más próxima a un fracaso de aquella que sí los incluya. Este equilibrio al cual se refiere, se ejemplifica en general en los equipamientos grandes, donde se logra con una buena comunicación entre las visiones de la gestión cultural, de manera que la gente de programación tenga un dialogo directo y previo con la gente de comunicación.
De esta forma se logra que la oferta encaje con las expectativas y objetivos de públicos que se tiene o se podría tener.

Asimismo, el contexto en el cual se encuentra no solo el sector cultural, sino que la economía y la sociedad en su conjunto, ha hecho que sea una necesidad esta relación con los públicos. Es una preocupación absoluta los públicos. “…Ese equilibrio puede darse por una combinación de lo que se busca, no en términos de público masivo, sino que en la provocación, en sacudir, en crear espíritu crítico, y ser consciente que hay cosas que no se deben medir en términos de la ocupación de la sala, sino que por el aporte que se busca. De esa forma crear comunidad y complementariedad con el entorno y el territorio…”

A su vez, considera que uno de los grandes cambios en la gestión de los equipamientos culturales para adaptarse a este nuevo contexto pasa por gestionar a los públicos como una herramienta de planificación estratégica, ya que “…antes el paradigma era: tengo algo que te puede interesar y se cómo decírtelo. Ahora este mensaje unidireccional ha pasado a mejor vida, ahora se ha de compartir, se ha de pervertir, modificar.” En este sentido, nos cuenta que el marketing de guerrilla es más utilizado que el marketing unitario, ya que este último es muy difícil de mantener. Esto ha hecho que las estrategias se establezcan por espectáculo para públicos específicos, donde la segmentación te lleva a crear diferentes estrategias de comunicación según la diversificación del público al cual se quiera llegar a partir de la oferta.

Cada vez está siendo más frecuente por parte de los equipamientos culturales conocer a su comunidad, más allá de la herramienta o sistema tecnológico que se utilice, sino que en el proceso estratégico y de cultura de trabajo en el equipo. Esta nueva forma de entender la gestión cultural trae consigo una gran ventaja, “…una vez se centra al usuario como el núcleo de la actividad, permite una buena explotación de los datos que se obtienen, lo cual permite optimizarlo…”.

No hay duda de que es una buena decisión implementar un sistema CRM (customer relationship management) para conocer al usuario, saber cuál es su comportamiento, personalizar el contacto y tener una relación personalizada. Sin embargo, cree que todo comienza una vez que el sistema de ticketing es gestionado de manera interna y no externalizado. Cuando este proceso de lleva a cabo por el mismo equipamiento, ya se ha dado un paso importante, tienes como contactarte con tus usuarios.

Finalmente, Pepe nos deja la siguiente pregunta que le hicieron hace mucho tiempo y que le hizo darse cuenta de la importancia de la comunicación con el público para reflexionar: ¿Cómo pretendes hacer comunicación con tus públicos si no tienes CRM?



Entrevista realizada por:
Hugo Gorziglia Schmidt.

18 de jul. 2012

Institucions i compromís social


Avui, compartim un post de Vàngelis Villar, que pretén obrir un debat sobre el paper social que podrien jugar els museus donada la situació actual

---------

“Tinc un dubte que no cap en 140 caràcters”. Amb aquestes paraules va començar dimecres passat un interessant debat a Twitter que crec que pot generar noves visions quant a la figura dels museus i l’entorn on es troben. Bé, de fet no són visions noves sinó que crec que es poden rastrejar fins els anys 60 del segle passat sota el paraigües de la Nova Museologia. Intentaré fer unes breus pinzellades a les idees que van anar sortint per a què la resta de participants hi aportin comentaris als seus respectius blogs. Segurament me’n deixo alguna però crec que és un bon inici per al debat.

A ningú se li escapa que al nostre voltant estem patint canvis constants, alguns d’ells molt dràstics. Les institucions amb una clara vocació de servei públic creieu que podrien o haurien de posicionar-se més a prop de la societat? I en cas afirmatiu, aquelles que treballen amb aspectes com el coneixement o la cultura, podrien o haurien de fomentar un millor coneixement i una mirada més crítica, raonada i esperançadora de la nostra realitat? Ser referents en el que passa a la societat?

Segurament la posició de les grans institucions nacionals no els permet posicionar-se enfront temes com la crisi, l’economia, el compromís social o la desigualtat. Són temes molt vinculats a la política. Això ens indicaria que la politització de les institucions és prou important com perquè no sigui beneficiós un posicionament enfront determinades decisions polítiques?

Quina és la funció del patrimoni en el moment actual? És només un element per ser exposat? Dia sí dia també les institucions patrimonials presenten les seves activitats enfocades a conèixer els elements que custodien. Anar un pas més enllà podria ser oferir visions actuals de la realitat en base als elements que les composen? O és millor abstreure-se’n? És possible que, entrats en el discurs dels mercats, entesos com a mercaderia, els elements patrimonials puguin haver passat a la categoria de productes concrets que es venen a quantitats de visitants. Quin és el preu de la necessitat d’arriar a una determinada quota de visitants? La pèrdua de rigor és acceptable per tal d’arribar a sobrepassar un límit en forma de número?

Sabem que els elements patrimonials són invariables però el discurs mitjançant el qual els coneixem, és mòbil. Es podrien fomentar visions crítiques i esperançadores en base al nostre patrimoni? Dia rera dia els mitjans ens inunden amb una visió apocalíptica del futur i això no fa més que fer créixer la desesperança i el desassossec general.

Segurament em direu que les funcions dels museus es basen en la conservació, interpretació, promoció del patrimoni. I res més, aquesta es la definició de manual que deixa establert el codi d’ètica professional de 1986. Però és possible establir aquestes funcions amb una certa vocació de compromís social?

Vangelis Villar

4 de jul. 2012

Entrevista a Lluc Mayol


  
Entrevista a Lluc Mayol
actual responsable de coordinació de projectes 

Per Jordi Alomar


 
Vaig escollir entrevistar a Lluc Mayol perquè al meu parer presenta un punt d’equilibri entre gestor i comissari, molt compromès amb la potencialitat dels continguts amb què treballa i amb la viabilitat de propostes emergents i inclassificables segons els cànons tradicionals. Igualment, volia conèixer algú d’un àmbit distint al meu (la música) per veure si hi ha una correspondència transversal de tòpics, així com per dimensionar les possibilitats de l’acció des d’un posicionament aliè als grans equipaments culturals que, en el cas de Barcelona, eclipsen sovint les dinàmiques de propostes perifèriques. Ens vam citar un matí a un bar de l’Eixample, prop de la Pedrera, on vam estar parlant durant poc més d’una hora.


Jordi: En aquesta entrevista he de tractar el teu perfil de gestor cultural.

Lluc: En primer lloc voldria dir que no em considero un gestor a l'ús, i no només per una actitud d’antietiqueta. Tot i que pot ser que per la feina que faig ara a Torre Muntadas sí que estigui més vinculat a la gestió, en totes les feines que faig intento posar en crisi la pròpia etiqueta professional i treballar al màxim des de diferents punts de vista. Em considero gestor, però també comissari, dissenyador, educador: posant en cada un una mica de tot el que faig. M’hi he anat trobant, vaja.

J: Què havies fet abans?

Ll: Havia estudiat Belles Arts. Després vaig treballar durant molts d'anys de dissenyador gràfic fins que me'n vaig cansar, arribant a un punt en el que tenia ganes de treballar en cultura des d'un punt de vista que estigués en contacte amb el carrer, amb el que està passant en les capes més subterrànies, i així vaig començar, el 2003, amb el projecte Saladestar, de forma molt precària, molt ingènua i amb la gent que tenia al voltant en aquell moment.

J: I abans de Saladestar, havies fet altres projectes d'aquesta tipologia?

Ll: Havia fet coses, però no eren un treball en cultura des de la perspectiva en què hi treballo ara. Havia estat molt implicat a nivell polític perquè el treball que faig té una component política molt important. Em vaig involucrar en qüestions que considero que són culturals però que no sempre formen part de l'àmbit del que estrictament es considera cultura. Per exemple amb SOS Racisme fent projectes d'acció i educació. Després vaig estar  durant un temps a una entitat d'il·lustradors i dissenyadors que treballava en el món de les ONG, abans de desencantar-me d'aquest món. Aquestes pot ser foren les meves primeres passes com a activista. A banda d’això, alguns projectes com a comissari independent o encàrrecs puntuals.

J: Hi ha una continuïtat de plantejaments amb aquestes feines?

Ll: Considero que no hi ha unes fronteres molt clares en el que un fa: és veritat que tenc una trajectòria molt eclèctica -pot ser perquè soc fill dels anys vuitanta- però penso que, en tot el que faig, sempre recupero coses d’altres tasques o projectes en què he estat. Trobo que no hi ha molta distància entre la feina que faig ara a Torre Muntadas, des d'un àmbit lligat a un ajuntament, a la feina que feia a l'àrea pedagògica de SOS Racisme l'any 1989, per exemple. Hi ha moltes coses que es connecten, i trobar aquestes connexions per a mi és molt important. De fet les coses es connecten per si soles: les mateixes persones que trobava aleshores les trobo ara de nou en l'àmbit de la cultura, i penso que la societat és així, estem tots connectats.
Separar, aixecar murs o fronteres entre disciplines, micropolítiques: tot això és una necessitat de control o d'intent d'ordenació des del poder -que és normal, que no ho dic com a negatiu, que ens hem d'organitzar d'alguna manera!-, però que no hem d’oblidar que són necessitats construïdes, fictícies, conjucturals: podrien ser aquestes o perfectament unes altres.

J: I el teu paper dins d'aquestes estructures conjucturals, ja bé com a gestor o com a comissari, què seria, posar-les en dubte? Transformar-les? Plantejar-ne alternatives?

Ll: No sempre és el centre necessàriament, però sí que sol haver-hi un interès per estar-me qüestionant sobre el meu propi paper en qualsevol dels projectes en què estic. Sí que intento que la problematització sobre quin paper juga cada un en el projecte vingui des dels propis continguts, si no fóra així es desactivaria l'actitud crítica dintre dels projectes. I això és així tant per la gent que fa els projectes com pels que els utilitzen o hi participen, digues-li públic, intermediaris, agents, el que sigui.
La qüestió de partida és, sens dubte, qui soc jo aquí, què hi faig i quina relació tinc amb la gent del meu voltant, perquè normalment hi ha unes bases -tu ets el comissari, tu ets l'artista, tu ets el dissenyador, tu el vigilant de sala, vosaltres el públic... que venen predefinides.
En el moment en què posem en dubte aquestes posicions s'enriqueix qualsevol de les accions i qualsevol dels plantejaments estètics, teòrics o polítics que es posen en marxa en tot  projecte. És un risc, sovint això pot dur-te a desastres absoluts: aquest relativisme que a vegades fa posar en maxa un procés tan crític pot portar a situacions de desorientació total , i aquí hi ha la frontera on el nostre paper és clau (com a gestors, comissaris, el que vulguis dir-li): com no arribar a aquest punt de desorientació total o com, per no desorientar(-se), deixar(-se) de fer preguntes.

J: I quins exemples pràctics pots posar d'aquests processos?

Ll: D'alguna manera o l'altra sempre ho tinc present això, està implícit en totes les accions. Un exemple molt clar d’això és el projecte que vaig fer a Terrassa d'Interferències09, que es deia "UnaTerrassa Tropical", en el que se'm va contractar com a comissari d'un cicle d'exposicions. El que vaig plantejar va ser un seguit de dispositius, més que no pas d’exposicions, que ocupaven els diferents espais expositius. Sí que hi havia un cert grau d'exposició, entès com a display visitable, però que anava tot al voltant del fet d'intentar posar en contacte persones, intecanviar informació, replantejar els usos que tenien aquests espais, i sobre tot, plantejar quin era l'objectiu de fer un cicle d'art contemporani en un lloc com Terrassa. Tot partint del tòpic d'una "Terrassa tropical": fer una escola tropical, un museu tropical, un jardí tropical...

J: I la “Fanzinoteca ambulant”?

Ll: Pot ser la fanzionteca no té el mateix grau de crítica en aquest sentit, ja que més que un projecte és un recorregut, quelcom que es va fent i continua fent-se amb el seu propi ritme, no és una acció molt predefinida o molt planificada: és un interès, una recerca permanent, té un altre to.

J: I des de l’àmbit educatiu?

Ll: L'any passat vam fer un projecte (que encara no està conclòs) a la Sala d'Art Jove de la Generalitat en el que se'm va encarregar que fes un projecte educatiu que posés en contacte contextos educatius vinculats a entorns escolars amb artistes que estaven seleccionats per exposar o treballar a la sala. Hi va participar un institut, un grup de l’Escola Massana i alguns dels artistes seleccionats. I la pregunta de partida era: què feu tots aquí? o, més ben dit, què teniu en comú? Si us convoquem a tots en una sala d'art, quin paper juga cada un aquí en relació amb els altres? 
Això, evidentment, va generar moltes confusions, especialment a nosaltres mateixos, els organitzadors. Vam viure moments de crisi molt forts: en aquest cas el nostre paper -d'activador o d'investigador, més que de gestor- és ser molt honestos amb tot el que està passant. No idealitzar els processos perquè és precisament en els errors, les confusions, en els moments d'hecatombe on realment es fan visibles les problemàtiques amb què tots estem treballant. La certesa fa avançar poc, en les coses que ja funcionen. Hi ha prou gent rentabilitzant certesa.
Des de l'emergència, que és on em situo, treballar amb certesa no té massa sentit. Té sentit exposar i posar en valor els dubtes, els errors, els desencontres. I en aquesta experiència a la Sala d’Art Jove n'hi va haver molts. La vam estructurar en dues parts, la primera als centres respectius i la segona -titulada In the mood for education- la vam fer a la mateixa sala, on hi vam convocar tots els grups per separat per reflexionar sobre el que havia passat en el seu centre. A cada grup mostravem l’enregistrament de les declaracions dels altres grups, i a partir d’això van començar a succeir fets molt interessants. La reacció a partir de la confrontació amb les declaracions dels altres fou molt efectiva, ja que tot el que no havíem aconseguit durant tot el projecte -que era saber quin paper tenien en aquesta estructura- va sortir a partir de la confrontació. Havien estat evitant el posicionament i la resposta durant tot el procés, fins que finalment va esclatar: sorgí la crítica, l'autocrítica, la contracrítica…
Hauria estat molt més facil fer un projecte del qual poder-ne fer algunes fotos maques al final, una exposició bonica, un catàleg… Tothom hauria sortit relativament content d'allà. No preteniem això, però, i al final va sortir molt bé*.

J: I com es pot avaluar tot això? Quins indicadors podem establir com a vàlids per a mantenir, incrementar o fins i tot justificar i promoure el suport i continuïtat a aquest tipus d'iniciatives?

Ll: Els casos que he presentat són encàrrecs, per tant ha estat feina nostra donar-hi contingut. Sovint hi ha una deriva institucional a encarregar projectes a agents culturals i rentabilitzar o justificar-los a partir d'una foto, a partir del "ho hem fet", fer visible quelcom que legitimi el que has fet. Amb això sovint n'hi ha prou, i per a mi és una mancança: no hi ha processos seriosos d'avaluació, no es dediquen recursos a això. L’avaluació és fruit d’un procés de recerca tan important com la gestació dels continguts del projecte. Les justificacions de subvencions es regeixen per criteris únicament econòmics, les memòries pràcticament mai es llegeixen... Vaig estar temptat en moltes ocasions de fer els textos de les memòries justificatives en llatí. Més enllà del compliment legal, dubto que hi hagi un veritable interès polític per saber en què s'estan gastant els diners, l'únic interès està en saber que els comptes econòmics quadren i que no s’incorre en complicacions. En això també hi tenim certa responsabilitat, la societat, demanant només comptes econòmics a les institucions i no comptes de contingut quan no ens interessa. Hi ha una mancança de recursos competents absoluta, en aquest sentit. I això fa que en cultura et trobis amb moltes situacions absurdes on es crema molt de material de manera molt ràpida i de forma molt poc compromesa.

J: I en aquest sentit, com veus la iniciativa de les fàbriques de creació a Barcelona?

Ll: Doncs ho veig com una patata calenta, un pedaç mal engendrat i mal gestionat per la raó que comentava suara. La genealogia mateixa de les fàbriques de creació mostra la manca d'objectius polítics que hi ha darrera aquesta iniciativa. Apareixen el 2006 a partir de la crisi del Poblenou. Hi ha un moment en què succeeixen simultàniament dues coses: l’ocupació de Can Ricart per part del col·lectiu la Makabra i la presentació del Pla Estratègic de Cultura, pel qual qual anteriorment s'havien fet unes taules sectorials de cultura per establir un marc operatiu que tingués en compte el sector. Aquest esforç és valorable però els resultats no reeixiren.

J: En què consistien aquestes taules?

Ll: Eren petites taules de debat (vaig participar en una d’elles!), d’una jornada de durada, on les respostes ja estaven construïdes per endavant: una mala manera d'entendre la participació pública, més basada en una forma publicitària que no pas real per a recopilar informació. En realitat, gestionar la informació del que ha passat en aquests processos té un problema de base: el matex que gestiona el procés és el mateix que n'extreu els resultats i conclusions, per tant n'extreurà tot allò que sigui del seu interès i prou, i fins i tot podrà afegir-hi o modificar-hi el que vulgui ja que difícilment ningú s'hi oposarà o sabrà com fer-ho. Per tant, d'entrada penso que són perverses per si mateixes aquestes falses dinàmiques de consulta, com el que succeí amb la consulta sobre la Diagonal. La pantomima del Pla Estratègic de Cultura rau en la següent perversió: el que porta a convocar amb urgència una trobada sectorial d'aquestes és el fet de no estar efectivament en contacte amb el que succeeix en el sector diàriament.

J: I els fets de Can Ricart?

Ll: L’apuntalament del Pla Estratègic de Cultura coincideix amb l'ocupació  per part de La Makabra de Can Ricart, una àrea de conflicte molt important durant molt de temps: antigues fàbriques en desús servien de taller i espai d'activitat per a un nombre molt significatiu d'artistes. I resulta que les tensions del pla especulatiu de conversió urbanística del districte 22@ es va concentrar allà. El col·lectiu la Makabra fou desallotjat del seu lloc original i es traslladà a Can Ricart. Aquest trasllat tingué un ressò mediàtic molt potent, així com també una gran complicitat ciutadana, ja que a la base de tot plegat hi havia una petició clara no de polítiques culturals sinó de polítiques que no desallotgin la cultura.

J: Què vols dir amb això?

Ll: L’hàbitat dels creadors estava en una situació molt precària. El que no es pot fer és eliminar els espais per entregar-los a les grans corporacions i empreses en un procés que es ven com una aposta per la cultura. Això arribà fins el punt en què el mateix acte de presentació del Pla Estratègic de Cultura fou boicotejat per aquesta plataforma. Aquell dia, Jordi Martí presenta el projecte de les fàbriques de creació, fet a partir d'un projecte -delirant i absurd- d'una galeria que havia habilitat contàiners com espais per a hostathar artistes. Ja només entendre que tot això surt d'aquesta urgència política, d'una situació de crispació de tots els agents i no des d'una planificació política (l'ICUB hi participava, podria haver generat una quota d'usos de certs espais per mantenir l'activitat cultural existent i millorar-la) és simptomàtic. La proposta institucional era: “nosaltres generarem uns espais, nosaltres els gestionarem i òbviament nosaltres hi regularem el funcionament i el contingut: farem un hivernacle per la cultura”. No conec altra manera menys enriquidora per a fer cultura que la prodigada per institucions que es dediquen a fer hivernacles com a model. La cultura és quelcom que ha de brollar de la manera més natural possible, des de l’hàbitat de pertinença, no en un entorn artifical. El que hem d'esperar de les institucions és que abonin el terreny per permetre aquesta naturalitat, aquest cultiu [de fet, l’arrel etimològica del terme cultura], no generar fàbriques de producció: amb quins criteris es generen?

J: Et sembla malament, doncs, la proposta.

Ll: No és que em sembli malament que es facin, sinó que fer una fàbrica sigui  l’únic model de solució pel problema de la manca d’espais per a la creació. Fer espais de creació per a què?
El boom especulatiu immobiliari amb què tots els polítics van ser connivents va afectar clarament a la cultura: la gent es va quedar sense espais per a fer la seva feina. Si abans amb 300 o 400 euros podies llogar i compartir un espai a Poblenou on desenvolupar-hi els teus projectes, ara en el millor dels casos han multiplicat els preus o, en la majoria de casos, una empresa t’ha fet fora directament per enderrocar els espais i construir-hi de bell nou o per establir-hi les seves oficines. Això fa que el teixit d'artistes es desintegri, quedi ferit de mort. Hi ha una dada de l'Associació d'Artistes Visuals de Catalunya que és esfereïdora: al Poblenou el 1998 hi havia uns 140 tallers, fins que el 2004-2005 n'hi havia 7 o 8, dels quals un era Hangar, l'altre Can Felipa... tallers de veritat pot ser en quedaven uns cinc.
No hi ha discusió possible: no és un fet atzarós ni casual: el desert creat en molts pocs anys vol dir que existeixen damnificats reals, persones que es queden sense capacitat, que han d'abandonar la seva pràctica o que deixen el país. Aquesta gent no té lloc després a la fàbrica de creació, ja que no totes les manifestacions, propostes o perfils hi tenen cabuda. D’altra banda mai s'ha fet una resposta contundent a aquest model des de la societat civil, ni fins i tot ara amb tot això del 15M no hi ha hagut una resposta clara.

J: I com podria ser una política cultural que reactivés tot això, que suposés una alternativa efectiva al model?

Ll: A veure, en primer lloc això no pot canviar del dia a la nit. Precisament en cultura s'han de fer poques coses. Ja d'entrada posaria en dubte la dimensió política de la cultura: aquest aïllament de certes pràctiques etiquetades com a "cultura" en relació a d'altres és molt discutible. Amb això no vull dir que no fóra un error eliminar-ho de cop, hi ha molta gent que està vivint en i des d’aquest context. Però, d'entrada, des de cultura s'hauria de promoure que la producció cultural que s'està generant en el territori tengui punts de fuga, possibilitats de créixer, desenvolupar-se, no tant provocar unes pràctiques sinó generar fórmules de col·laboració...

J: Com?

Ll: Hi ha aspectes molt interessants vinculats amb el 15M: tot el que té a veure amb la reivindicació de la renda bàsica. Això tan fonamental que es demana a nivell general té un caire completament diferent a nivell cultural, té unes connotacions molt concretes. En principi, Barcelona és una ciutat que té una activitat econòmica brutal vinculada a una marca que es basa fonamentalment en una idea de ciutat viva, creativa, plena d'artistes. Tot aquest capital simbòlic que hi ha present en la marca i que està atorgat pels artistes que hi treballen no retorna als creadors: va a la rentabilització d'aquesta marca per part de sectors com el turisme, com les indústries culturals... I quins són els capitals reals? Qui realment rentabilitza tot això? Per què no regar tot això que està donant en teoria aquest valor?
Pot ser perquè se n'adonen que ens reguem sols o que vivim amb molt poca aigua, que som cactus. Pot ser hauríem de plantejar-nos deixar de produir, a veure què passa. Penso que des de la cultura el que s'hauria de fer és recuperar i posar en valor certes actituds. No podem dir que el grafitti i l'skate són incivics i després promoure que marques comercials patrocinin i impulsin grans festivals on totes aquestes pràctiques es publiciten a gran escala, lligant-les i emprant-les com a reclam per a la ciutat. No té sentit.

J: És un model doncs basat excessivament en les externalitats de la cultura, no?

Ll: Sí, sens dubte. La política de subvenció -no la subvenció en si, que evidentment és bona- com a única manera d’impulsar projectes és com tirar molletes. I els equipaments subvencionats estan reservats als grans. No es pot equilibrar una cosa amb l'altra? No es pot fer que la subvenció no sigui quelcom només valorat des de la rendibilitat política o econòmica del que s'està fent? No es pot redistribuir la riquesa dins d'aquest sector perquè la gent realment s’hi pugui desenvolupar amb tranquilitat?
A França tenim l'exemple dels intermitents de la cultura, en el que tots els que treballen en cultura se'ls reconeix com pertanyents a un règim distint de treball: un pintor no pinta un quadre cada mes, un tècnic de llums tampoc té la mateixa intensitat de treball cada mes, un tècnic de so tindrà més funcions en l'estiu que en l'hivern... això aquí no es reconeix aquesta diferència entre sectors productius a nivell legal, aquí funcionem igual que qualsevol altre. I això, des de cultura, mai es toca: mai es planteja.

J: De fet, aquesta no equiparació entre dinàmiques de producció és un dels grans temes clàssics de l'economia de la cultura.

Ll: I no és parlar de privilegis, és senzillament acceptar les diferències de funcionament: un músic senzillament treballa diferent que un botiguer, ni millor ni pitjor, senzillament diferent. I recórrer els epígrafs legals que emmarquen la cultura és realment molt divertit. L'activitat econòmica dels artistes visuals, tal i com esta recollida avui en dia legalment, és noucentista. És aquell que "pinta, fa quadres, esculpeix i fa fotos sempre i quan no passi d'una tirada de X còpies". Un performer, un líder d'una pràctica emergent... on l’ubiquem? Com? Quines són realment les dinàmiques, estan en consonància amb les pràctiques? Com podem fer passar tot això de la més pura marginalitat en què es treballa?
Des del meu treball, amb tot el temps que fa que m'hi dedico, crec que m'hauré trobat amb un 3% de persones donades d'alta a la seguretat social amb la seva activitat artística com a font principal.  La resta treballa en negre, trampejant així com poden la llei... Anem doncs a promoure lleis que posin en marxa tot això, començant per retallar fronteres amb altres sectors.

J. I aquesta precarietat dels agents implicats quin cicle de vida té? Com veus l'evolució del col·lectiu?

Ll: Molta gent es manté en actiu durant molts anys. El que té la pràctica artística és que un mateix, a nivell subjectiu, mai deixa de ser artista. Es pot renunciar a entrar en una activitat econòmica vinculada a l'artístic, però no a deixar de ser artista. El que acaba passant és que un fa conviure això amb altres activitats econòmiques.
Que això no acaba interessant a les institucions? Doncs és un error, perquè empobreix: els que traspassen aquest llindar, els que aconsegueixen professionalitzar-se, en la major part dels casos es transformen en éssers acrítics, en productors més o menys previsibles la feina dels quals és rendibilitzar certs treballs o actituds que van funcionar bé durant un temps determinat.

J: I invertir doncs feina i esforços en mantenir la reputació i la visibilitat en un sector molt concret, no?

Ll: Sí. Amb això es genera certa complicitat entre algunes institucions, entre alguns mercats i aquests creadors: consolidant unes dinàmiques tancades en si mateixes. Com si la cultura servís per això i prou.

J: Un procés d'institucionalització que genera doncs una dinàmica autònoma.

Ll: Sí, i que empobreix el panorama: aquesta no és la funció que té la cultura. I si t'hi subverteixes et titllen de populista, de dinamitar la qualitat i l'excel·lència... I si no ho poses en valor ens trobem en llocs com el que estem [assenyala la decoració del bar: del tot kitsch, una fantasia hortera dels 90 amb regust de paràfrasi de Gaudí, acompanyats d’una banda sonora equiparablement dubtosa], i penses, això és la cultura que hem de promoure? Aquesta fórmula acrítica de consumir estereotips i prou?
No vull dir que per això el mainstream sigui nociu per se, mira el cas de Michael Haneke. Però justificar que hi hagi un Haneke no vol dir legitimar i justificar que hi hagi la imperiosa necessitat de fer fàbriques per fabricar “Hanekes”. Clar que el procés de mercat i institucionalització hi és present, però no és la via que garanteix el resultat. Fent un símil futbolístic: té cap sentit tenir només equips de regional i de primera divisió? La pràctica de l'esport ha de ser quelcom amb molts matisos, tant a nivell de competició com fora d’aquest.

J: Sí, de fet a l'àmbit musical passa el mateix: l'anomenada música contemporània és una pràctica anquilosada en la institucionalitat i emparada en l’autonomia de la financiació pública que ofega les propostes emergents.

Ll: I sobre tot en cultura, pel que fa a l'emergència, hi ha un error comú que és pensar que l'objectiu és arribar a ser Haneke. No, la cultura està per sobre de tot això. La meva manera de veure, viure i experimentar el (i amb el) món està per sobre d'aquesta excel·lència: és quelcom del dia dia, de saber que puc fer les coses d'una manera més o menys crítica, creativa, productiva a nivell de coneixement. O també prescindir-ne i perpetuar estereotips, deixar-me dur pel vent... això és el que interessa a aquesta democràcia i a l'economia: tenir una massa capacitada però que no estiri, o que estiri tot i sabent que no pot arribar enlloc, i que per tant han de consumir els productes ja circulants en el mercat. I per això anem fent i suportant els mateixos projectes sempre, les mateixes seguretats polítiques....

J: I ara des del Prat com ho fas això, des del nucli de la institució?

Ll: Està resultant tot un repte, sí.

J: Quan de temps hi portes, com hi accedires?

Ll: Doncs ara fa un any que hi treballo, i hi vaig accedir presentant-me a un procés de selecció públic per primera vegada en la vida. Era un moment en què havia de poder veure les coses des de certa distància, i quan va sorgir aquesta oportunitat no ho vaig dubtar. La veritat és que està resultant tota una oportunitat,
El repte que és interessant en un lloc com el Prat, i que particularment em fascina, és el fet de no treballar en una institució central ni en una localitat central. Des d’un indret amb unes especificitats tan curioses com les del Prat (marcat per la proximitat amb Barcelona, la presència d'equipaments com l'aereoport o la recent polèmica amb Eurovegas) s'està articulant un debat sobre què és la cultura en relació a l'economia, l'urbanisme...
Estic gairebé lluitant més en aquest sentit per veure com es pot treballar des de la institució desinstitucionalitzant-la al màxim, a més en un projecte a llarg termini. Això és tot un repte.  No és una intervenció puntual d'alguns mesos (on hi llenço algunes bombes i me'n vaig!), sinó de llarg recorregut i per tant àmplia trascendència.

J: Com hi estàs contractat?

Ll: Tinc un contracte indefinit, vinculat a un conveni signat per l'associació sense ànim de lucre que gestiona el centre amb l'Ajuntament. La seva missió no és tant gestionar un equipament com -i precisament això és el que estic posant de relleu des de la meva feina- imbricar la cultura en un projecte de ciutat. I, de fet, una de les coses més subtils que estic fent i que no sé fins a quin punt en són conscients o no a el Prat és que estic fent desaparèixer el Centre d'Art. Estem a punt de generar un projecte que elimina el Centre d'Art de facto (evidentment l'edifici continuarà estant allà), el nom de Centre d'Art continuarà com a nom d'equipament però tot el dispositiu d'acció des del que treballava deixarà de fer-se sota l’etiqueta del Centre d’Art. I ho estem plantejant des de l'acció i no pas des de l'equipament. En certa manera això és el que figurava a l'encàrrec que em van fer quan vaig accedir a la direcció: un programa de suport a la creació, de treballar amb el teixit creatiu. Quadrava aquesta idea de teixit amb la capitalitat d'un centre d'art? No. 

J: I a nivell polític com es veu aquesta descentralització?

Ll: A nivell polític hi ha moltes complicitats en aquest sentit, estic gaudint d’aquesta activitat d'implicació en un entorn institucional en el que has d'estar negociant permanentment amb diferents interlocutors. Això és sens dubte interessant i tot un repte. La veritat és que m'agrada el lloc des d'on puc experimentar-ho, això des de la Diputació o un altre òrgan de centralitat seria impossible. En aquests casos decideix més sovint la urgència política que el treball real dels gestors o dels creadors, i l'interferència política en aquests casos té resultats sovint molt discutibles.

J: Per això l'eina dels contractes programa, en aquest tipus de responsabilitats, no?

Ll: Sí, clar, no pots fer segons quines coses! També em sembla relativament bé que no hi hagi una llibertat absoluta, em sembla bé la ingerència política sempre i quan sigui en virtut d'uns objectius i motius democràtics, legítims, amb sentit: amb un programa cultural que ho fonamenti. El que no pot ser és ingerència per ingerència i sense plantejaments de sostenibilitat.

 ----
* Està en curs una publicació amb la recopilació d’aquesta experiència.